¿Puede ser el gobierno electrónico la nueva
cara de la democracia participativa para nuestro país? Al revisar “El Plan de gobierno electrónico 2016-2015” elaborado por la Agencia de
Gobierno Electrónico y Tecnologías de Información y Comunicación, se puede ver que el objetivo es establecer una
relación entre la ciudadanía y el Estado a través de las TICs, buscando la eficacia
y la eficiencia de la gestión pública. Lo que permitiría durante su ejecución, transparencia
en el sector público a través de la activa participación de los ciudadanos.
“Para
el 2025 la transformación de la
gestión pública y desburocratización del Estado permitirá a las bolivianas y bolivianos, acceder a los servicios rápidos,
simples y ágiles, universalización de
los servicios básicos y erradicación de la pobreza”. Siendo el ciudadano la
variable transversal en este planteamiento, también será en él en quien repose el
éxito de su aplicación.
Ningún boliviano escapa a la odisea del papeleo burocrático e
intransigente del sistema actual. Independientemente de aliviar muchos de
nuestros sufrimientos, el gobierno electrónico genera la posibilidad de transparencia
y consulta pública de muchos documentos, convirtiéndose así en una herramienta
para combatir la corrupción. ¿Que hubiera
sido del “caso Zapata “, “Fondo indígena” o el “Caso de los magistrados” en una
gestión con un gobierno electrónico ya establecido?
Viviendo en una población mayoritariamente poco conectada con el mundo
digital, los desafios para implementar un gobierno electrónico son grandes y
tiene que enfrentar restos como infraestructura, gestión, capacitación y
socialización de la información. Se abre una nueva opción de ejercicio
democrático desde las nuevas tecnologías.